En esta colección de siete piezas en hierro y madera, el artista realiza una foto fija del movimiento a gran velocidad.
La aerodinámica de la mosca permite al artista trazar giros imposibles siguiendo la trayectoria del insecto, atrapando entre el metal la velocidad y delimitando el espacio.
Estas pequeñas piezas invitan al espectador a recorrerlas con la mirada y a rodearlas en busca de la trayectoria de la mosca, en busca del principio y del fin, del origen y de la meta, sin hallarlos.
Estas pequeñas piezas invitan al espectador a recorrerlas con la mirada y a rodearlas en busca de la trayectoria de la mosca, en busca del principio y del fin, del origen y de la meta, sin hallarlos.
Aparentemente la trepidante velocidad del vuelo de la mosca está a punto de superar el arte y desligarse del metal. No obstante, el artista mantiene la mirada fija en la foto del momento en que el movimiento es más vibrante y se lo presenta al espectador para que capte el vértigo de la velocidad en el hierro, como metáfora de la velocidad que reina en nuestra vida.
Milagros Oya - Escritora
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